En 2019 FONTAGRO ha lanzado y gestionado una convocatoria de ayudas diferente a las habituales. Se ha centrado en promover la creación de plataformas regionales de innovación cuyo objetivo es estimular el emprendimiento, público o público-privado, para llevar al mercado soluciones tecnológicas para la agricultura familiar de América Latina.
Tradicionalmente, el conocimiento que se genera en las instituciones de investigación agraria de nuestros países se transfiere a los agricultores, y a la cadena de valor agroalimentaria, a través de actividades diversas de formación. Sin embargo, cada vez más, es posible transformar ese conocimiento en prototipos de equipos que generan mayor eficiencia en las actividades agropecuarias, en la gestión de los recursos naturales (agua y suelo) y en el manejo del clima; en otras ocasiones se dispone de datos que, complementados con otros generados dentro o fuera de la cadena de valor y analizados con algoritmos complejos, pueden ser la base de herramientas para la toma de decisión de una agricultura de precisión, climáticamente inteligente; igualmente, se dispone de herramientas biotecnológicas que combinadas con los programas de mejora genética tradicionales en la producción agrícola o ganadera, pueden mejorar la productividad y la eficiencia en el uso de los recursos, así como facilitar la adaptación de nuestras producciones al cambio climático.
El objetivo que ha pretendido FONTAGRO con esta nueva convocatoria, denominada AgTech, ha sido, precisamente, generar esas plataformas, vinculando a los actores de la ciencia y la academia con el sector emprendedor y otros actores estratégicos, creando modelos organizacionales público-público o público-privado, en los que puedan participar como protagonistas los usuarios finales, productores familiares o sus asociaciones, de al menos dos países miembros.
La innovación en las cadenas de valor agroalimentaria, con la participación de los emprendedores, es una vía que se considera esencial para superar los desafíos y retos, tanto globales como regionales, de la alimentación y la gestión sostenible de los recursos naturales. Las previsiones nos indican que, en los próximos 30 años, la demanda de alimentos en el mundo se va a incrementar en un 70%. Los sistemas agropecuarios deben dar respuesta a ese reto, con mayor eficiencia y productividad, garantizando la sostenibilidad en el uso de los recursos básicos (tierra, agua, biodiversidad) para las futuras generaciones dispongan de ellos en las mismas condiciones que lo hemos hecho nosotros. Pero, a la vez, la agricultura y la ganadería deben adaptarse al cambio climático y contribuir a su mitigación, por ser uno de los sectores que contribuyen generarlo. Todo ello será posible combinando los conocimientos tradicionales, relacionados con las ciencias de la vida, la ecología y la ingeniería, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que conforman la cuarta revolución industrial para el sector de la producción primaria. La mayor conectividad, el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial, el machine learning, la robótica, la digitalización y otras disciplinas, van a ser esenciales para que la agricultura mundial, y especialmente en nuestro caso la agricultura latinoamericana, pueda dar respuesta a todos sus desafíos.
FONTAGRO, como institución regional que promueve la innovación orientada al desarrollo de la agricultura regional, a través de la coordinación de las actividades de investigación e innovación entre los países que la integran, ha querido promover la cooperación entre instituciones, emprendedores y usuarios finales de la región. La colaboración entre los diferentes actores para constituir las plataformas impulsa la búsqueda de las sinergias y complementariedades que ponen en marcha los procedimientos de innovación de base tecnológica. Las instituciones de investigación, tanto los INIAS como las Universidades y otros centros regionales de generación de conocimiento, cuentan con estructuras organizadas para promover el desarrollo de la cadena de valor agroalimentaria con modelos de trabajo tradicionales, ya consolidados. Con la convocatoria AgTech hemos querido promover una nueva vía para facilitar el avance tecnológico, en la que es mucho más fácil la integración de tecnologías procedentes de diferentes áreas de la ciencia y el conocimiento. De esta manera perseguimos acortar las distancias entre las ciencias de la vida y las TICs, o entre la ciencia y el mercado, o entre el sector público o el privado.
La convocatoria se ha desarrollado en dos fases. En la primera se han presentado las ideas generales de la plataforma que se quiere constituir, con una descripción somera de la tecnología a desarrollar y el papel que va a asumir cada uno de los socios. Este primer ejercicio hemos contado con 64 propuestas de perfiles. Tras el proceso de evaluación de todos ellos, de acuerdo con los criterios establecidos por el Manual de Operaciones del Fondo, se seleccionaron 18 perfiles. De ellos, 16 presentaron sus propuestas de proyectos en el plazo establecido para ello. Todos ellos han relatado de forma mucho más pormenorizada, las bases científicas de la nueva tecnología que se quiere llevar a término, las capacidades y actividad de cada uno de los socios y su estrategia para hacer realidad la propuesta.
Las propuestas se han valorado de acuerdo con los criterios previamente establecidos, que contemplan su impacto económico, social y ambiental, su calidad técnica, la capacidad de los socios para llevar a cabo el trabajo de forma coordinada, la capacidad de las instituciones y emprendedores y su contrapartida financiera, la formación de recursos humanos asociada a la propuesta y el plan previsto para escalar y llevar al mercado la tecnología. Este proceso se ha realizado por tres profesionales independientes. Al final de este, 6 perfiles obtuvieron una valoración promedio igual o superior a 75 puntos, debiendo decidir el Consejo Directivo de FONTAGRO las condiciones en las que se financia cada una de ellas, en función de la disponibilidad de créditos de la convocatoria, de las contrapartidas, del impacto y de las posibilidades a apalancar fondos de otras entidades de financiación de la innovación en américa latina.
Es evidente que en las instituciones de investigación de América Latina hay conocimiento acumulado, susceptible de ser convertida en tecnología. Es necesario promover el emprendimiento público o privado para desarrollar el proceso. Sin duda, esta es una vía complementaria a las tradicionales para promover el desarrollo de la agricultura familiar en nuestra región, promover la cadena alimentaria y, en definitiva, hacer frente a los desafíos y superar los retos que tiene el sector agroalimentario de América Latina para incrementar la oferta de alimentos, de manera sostenible, contribuyendo al desarrollo económico de sus comunidades. Y, además, haciéndolo de forma cooperativa y coordinada, que es el valor añadido que tiene FONTAGRO.
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Sobre FONTAGRO
FONTAGRO se creó 1998 con el propósito de promover el incremento de la competitividad del sector agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los recursos naturales y la reducción de la pobreza en la región. El objetivo de FONTAGRO es establecerse como un mecanismo de financiamiento sostenible para el desarrollo de tecnología agropecuaria en América Latina y el Caribe, e instituir un foro para la discusión de temas prioritarios de innovación tecnológica. Los países miembros son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 21 años se han cofinanciado 144 plataformas regionales de innovación agropecuaria por un monto de US$112 millones, que ha alcanzado a 230 instituciones y 29 países a nivel mundial.
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